Cuando yo era un niño, mi madre utilizaba, para el aseo personal, unas pastillas de jabón verde “Palmolive” que, decían, estaban hechas con aceite de palma. Era verdad. No por el color (todos los jabones son amarillentos, y el color verde de las pastilla de mi madre era debido a los pigmentos que, a tal fin, se añaden al jabón, pero esto lo supe solo muchos años después) si no porque, entre todos los aceites que se puede utilizar para fabricar un jabón de tocador, el aceite de palma era el más baratos.
Hoy en día, si escuchamos la publicidad de los variados productos de belleza que se anuncian, uno se hace la idea que, en los laboratorios de desarrollo de nuevos productos de los fabricantes, cada día se viven escenas como estas:
Primer técnico: “¿Qué le vamos a añadir hoy?”
Segundo técnico: “Espera que miro en la despensa. Veamos: menta, no, que ya la tiene la marca XXX, cítricos tampoco, ya están en el YYY….”
Tercer técnico: “¿Y si probáramos con la guayaba?”
Es que la batalla para la conquista de uno share de mercado obliga a los creativos de las empresas de publicidad a estrujarse el cerebro e inventar fórmulas cada vez más fantasiosas que, en mi modesta opinión, no se corresponden a la composición real de los productos.
Según unos gurus de la publicidad, un determinado fabricante de champús había decidido gastarse las perras gordas, utilizando “perlas micronizadas” en la formula de su producto pero, como a lo mejor habían leído un viejo post de este criticón señalando que al micronizar las perlas sólo se obtendría vulgar carbonato de calcio (que se compra por toneladas a dos duros y no tiene algún beneficioso efecto), han optado para proclamar que el fabricante aísla de las perlas sus proteínas para añadirla al cosmético, con el resultado de obtener, con grandes costes de extracción, pocos miligramos de dichas esenciales proteínas a partir de varios kilos de perlas….
Historia nada nueva, basta con recordar lo que se decía al principio, del verde del jabón que, come sugería el mismo nombre, se daba a entender que fuera debido al aceite de palma que es verde (la palma, no el aceite).
Posdata: por cierto, el jabón de Marsella (también conocido como jabón potásico) no es blanco, si no que marroncito y transparente.
Un blog en castellano con críticas, siempre benevolentes, a la realidad española, a lo que se ve por la tele, a como se vive, escribe y piensa en España
sábado, 18 de julio de 2009
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TRISTE PERO REAL .
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