La noticia ha aparecido en la edición digital de “Il Corriere Della Sera” de hoy:
“Beyoncè ha anulado el concierto que tenía previsto para el próximo 25 de octubre en Malasia. El mayor partido de la oposición malasio, juzgando el espectáculo de Beyoncè ‘contrario a la moral’, había pedido que el concierto fuera anulado, manteniendo su aversión hacia los swhows que promocionan performances occidentales sexy”.
De entrada, mi reacción ha sida la de siempre: “¡estos retrógrados cabreros que siguen viviendo en la más obscura Edad Media!”.
Sin embargo, luego me he parado a pensar con más detenimiento. ¿Y si tuvieran ELLOS razón?
El sexo está en la propia naturaleza, y la coquetería de la mujer existe (y ¡bienvenida sea!) desde que Eva eligió su hoja de parra de tal forma que Adán no pudiese evitar de imaginar qué se escondía detrás de ella.
Pero nuestra liberal y liberada sociedad occidental hay una quizás excesiva ostentación del sexo: el sexo se utiliza en publicidad para vender todo tipo de producto, para promocionar cantantes (indpendientemente de sus reales calidades vocales), para llenar salas de cine…
¿Y si nos estuviéramos pasando?
“Beyoncè ha anulado el concierto que tenía previsto para el próximo 25 de octubre en Malasia. El mayor partido de la oposición malasio, juzgando el espectáculo de Beyoncè ‘contrario a la moral’, había pedido que el concierto fuera anulado, manteniendo su aversión hacia los swhows que promocionan performances occidentales sexy”.
De entrada, mi reacción ha sida la de siempre: “¡estos retrógrados cabreros que siguen viviendo en la más obscura Edad Media!”.
Sin embargo, luego me he parado a pensar con más detenimiento. ¿Y si tuvieran ELLOS razón?
El sexo está en la propia naturaleza, y la coquetería de la mujer existe (y ¡bienvenida sea!) desde que Eva eligió su hoja de parra de tal forma que Adán no pudiese evitar de imaginar qué se escondía detrás de ella.
Pero nuestra liberal y liberada sociedad occidental hay una quizás excesiva ostentación del sexo: el sexo se utiliza en publicidad para vender todo tipo de producto, para promocionar cantantes (indpendientemente de sus reales calidades vocales), para llenar salas de cine…
¿Y si nos estuviéramos pasando?
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